-¡Tírame un beso que no te cuesta nada, Ramona!
-Pa' qué lo quieres si ni te va a llegar, estás bien lejos.
-Tú échalo y veremos.
-No voy a desperdiciar un beso. Estoy segura de que no lo cachas o que se te termina cayendo al suelo.
-¡Cómo vas a creer! Ya tíramelo y no te hagas más del rogar.
-No lo sé. No creo. Además ya es bien tarde.
-¿Te da pena, Ramona?
-No... bueno, no sé.
-Nadie lo va a ver, linda. Nomás uno y me voy.
-¿Y si nos descubren?
-Pues que nos vean. Les va a dar envidia ver que nomás a mí me echas besos.
-Ramona.
-Mande.
-Tírame un beso, que si no no puedo dormir.
-Bueno. Nomás uno.
Y el joven se fue saltando con un beso bien plantado en la mejilla mientras Ramona lo veía partir a través de la gasa de su cortina, que se agitaba en la ventana abierta del balconcito de barandal oxidado y despintado, con la nariz roja y una sonrisa en el corazón.
7 comments:
Hermoso
¡qué cookie!
Me hizo sonreir, de oreja a oreja... gracias,
te aviento un beso, yo.
Entrañable. Me recordó aquello de: "Nobody knows it, but you've got a secret smile and you use it only for me."
Maravillosa Ramona, ¿y cómo se llamaba el joven galán...?
Me pronuncio en contra del nombre de Ramona, porque me recuerda a The Ramones. Y no me gustan.
El joven galán todavía no tiene nombre, Grande.
Nice. Sirve para el día.
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