Thursday, August 31, 2006

Déjeme

- Le ruego me deje por sólo unos minutos, prometo no tardar más.

Negación

- ¿No vé que el elma me pesa, que mis ojos no pueden mantenerse abiertos, que los brazos cuelgan y se mecen con el ligero roce del aire?

Negación

- No le sucederá nada a su verde pasto, las nubes me protegen del sol, ningún ruido le molestará...

Negación

- Bueno, puedo contarle lo que sea que sueñe en ese tiempo, ¿le parece? Sabemos que eso no es cualquiera cosa y que, en mi caso, soñar es especial.

Duda

- Si no me lo permitiera estaría desperdiciando una oportunidad única. Prometo contar cada detalle, cada minuto sin olvidar nada.

Finalmente, afirmación.

Wednesday, August 23, 2006

Se reía

Pasó por el cielo muy despreocupada, mirando con desprecio para abajo.
Tan orgullosa, tan blanca y ligera. Cruzó tan lento que parecía no moverse en lo absoluto.
Aún asi, se reía.
Cuando llegó la noche ya había recorrido buena parte del cielo y decidió bajar a descansar.
Riendo, adoptó la forma de una leve llovizna y se desplomó haciéndole cosquillas a un pequeñísimo lago en la mitad de un verde campo.
No logró dormir, no podía dejar de reír y se escucharon sus carcajadas por todo el firmamento hasta que el sol volvió.
Se levantó y al rozar el verde pasto con sus pestañas dejó algunas delicadas gotas de rocío, y éstas también reían.
Volvió, con un poco de trabajo, y siguió su recorrido, aumentó un poco la velocidad porque no quería toparse con un huracán cercano a las costas que visitaba, pero en ningún momento dejó que sus risitas se silenciaran.
Para la tarde llegó al jardín de un anciano que vivía completamente solo. Algo ahí la cautivó y no se movió por algún tiempo, pasaban las horas y no quería moverse. Le divertía tanto escuchar los leves ronquidos del hombre que deseó bajar un poco para escuchar con más atención lo que narraban éstos.
Seguía sonriendo.
Se convirtió en neblina y, como no era muy grande, cubrió el desierto patio casi por completo. Un escalofrío recorrió los arrugados dedos del dueño del lugar, que seguía durmiendo y contando historias con aquellos suaves ronquidos. Ella se atrevió a soltar una carcajada un poco más sonora intentando no despertar a su anfitrión y escuchó muy atenta, pero sonriendo, lo que éste recitaba.
Quería escuchar más de cerca, no quería perderse un sólo detalle de tan hermoso poema, aquel que solamente los años saben escribir, y llovió en una cazuelita de peltre que reposaba vacía a un lado de la silla mecedora del anciano. Siguió riendo, pero ahora en silencio, sacudiendo ligeramente el líquido al hacerlo.
Pasaron unos cuantos minutos y el hombre abrió un ojo tan discretamente que la visitante no se percató y siguió riendo como si nada hubiera pasado. De pronto, tan rápido como un halcón que se abalanza sobre su presa, el anciano alcanzó la tapadera del recipiente en el que se hallaba la sonriente y la colocó con fuerza para que no puediera escapar.
Aunque seguía soltando fuertes risotadas hizo hasta lo imposible por escapar, pero no lo logró. Creyó estar atrapada por siempre en aquella pequeña cazuela, pero el anciano no era tan despiadado como la orgullosa nube pensó y la dejó libre dentro de su casa.
Hablaron durante toda la noche y concluyeron la velada con un pacto: ella se quedaría a hacerle compañía y por la noche él recitaría para ella aquellos poemas tan hermosos, hasta el final.
Y ella, curiosamente, nunca dejó de reír.

Friday, August 18, 2006

cuando no estan...

..Cuando la luna duerme por la noche, las estrellas deciden descansar y Kube se va a pasear cierro los ojos, escucho el eterno silencio que me rodea. Aquel silencio que me cuenta historias cuando más lo necesito ó simplemente me acompaña.

Logro ver aquellos ojos que albergan una media estrella, viva e inquieta. Sigo escuchando y me doy cuenta de que esa mirada empieza a sonreír muy levemente. No lo puedo evitar e imaginando que esta frente a mi le devuelvo el gesto. No hay nada que pueda interrumpirme, solamente aquellos ojos, el silencio y yo en otro encuentro que nadie podría entender...

"Kube, no hagas ruido por favor y cierra la puerta, si trajiste a alguien llévalo fuera, quiero estar sola en silencio..." Escucho la puerta levemente cerrándose y no abro los ojos, ahí quiero quedarme. Sin escuchar, sin hablar.
Es entonces cuando la mirada me muestra a su portador, ahí de pie frente a mi, a solo unos pasos. Avanzo lentamente, confiando que el suelo sigue sosteniendome... un paso... dos. Me detengo en seco y un dedo vacilante levanta mi mano muy cuidadosamente. Estiro un poco más el brazo tembloroso, esperando acariciar su mejilla y el hechizo se rompe, logro romper el viento al bajar la mano de pronto, abro los ojos y recuerdo que hoy la luna no esta conmigo, ni tampoco las estrellas... ni Kube.
Aunque siento que sí hay algo acompañandome; me miro al espejo y ahí esta: una media estrella acurrucada en mi corazón... me empieza a recordar la noche en la que rompimos las reglas y nos la robamos... pero ese relato será digno de otra ocasión, por ahora el abstracto mundo me llama alegremente con la promesa de una luna nueva visible adornada con las finas perlas que algunos llamamos estrellas...

Wednesday, August 16, 2006

Florería

Nos detuvimos en seco, justo en frente. Apenas vimos cómo se resbalaban los segundos en el parabrisas y de atrás de aquella revolución de color salió dando brinquitos un pequeño personaje. Saludó cortesmente y nos preguntó lo que buscábamos. "Gerberas" fue la respuesta, así es que entró rápidamente de nuevo a su guarida y pocos instantes después nos trajo un cubo de plástico relleno de flores multicolor.
Nunca dejó de sonreír mientas escogía las más bonitas, con un inmenso cuidado acariciaba sus tallos, y parecía susurrarles una dulce despedida al sacarlas de su envase...

¡Ah, qué lindos son los girasoles en San José cuando llega el mes de abril! Todos mirando hacia donde va su enamorado y, luciendo sus doradas coronas, algunos entonan canciones tristes al anochecer.

... las colocó encima del barril de madera que usaba de mesa y con un inmenso dolor cortó sus tallos de un solo tajo, así todas lucirían de la misma estatura, guardó la navaja y acomodó entre cada flor un ramito de su famoso "follaje". Las amarró bien apretado con un lazo blanco y nos las dió. Aceptó gustoso el dinero merecido y volvió detrás de su puesto, ahora con la cabeza gacha pero eternamente satisfecho con su trabajo.
Para algunos, sencillamente una flor, para otros un lindo detalle, pero para él un corazón que late...

Tuesday, August 15, 2006

¿Será, Kube?

"¿Es real esto, Kube?"
Levemente asiente con la cabeza, mirándome de reojo y no tengo más que sonreír.

Sí, efectivamente, es real.