Saturday, December 23, 2006

Un secreto

"... una nube tapó el sol, él la miró, le dijo un secreto y el sol volvió..."

Thursday, December 14, 2006

Justicia

Cuatro, el número de la justicia.

Monday, December 04, 2006

Nueva

Treinta días de espera, en el calendario marcado el momento está. Solamente nos queda la espera, paciente para poder admirarla. Nadie cree poderla ver, pero aunque ante los ojos no está visible todos esperamos su venida silenciosa y discreta, como una reina disfrazada. El cielo de luto se vestirá al no poder admirar su belleza de frente y ella al estar escondida llorará con sus súbditas estrellas la tristeza que causa su corto reinado.
Luna nueva, la última del año será. Negra de ojos cerrados hermosa siempre será. Y hoy iremosla a visitar.

Saturday, November 25, 2006

Misterios

Un par de ojos negros puede ocultar, ciertamente, más misterios que el mismo mar.
¿Descifrarlos porqué?
Encerrados parpadean sin pista que mostrar, solamente el aroma de su presencia.
¿Olvidarlos porqué?
Interrogantes nacen en las mentes que se atreven a penetrar un par de ojos negros.
¿Descubrirlos porqué?
Nunca disminuyen, sino, aumentan.
¿Esconderlos porqué?
Las palabras no los pueden describir, no se halla solución en sílabas pronunciables, no hay sonido que clame su respuesta.

Wednesday, November 08, 2006

Suficiente

Dicen que la lluvia puede confundirse con las lágrimas.
Dicen que el sol nunca dejará de brillar.
Dicen que los ángeles alguna vez han poblado la tierra.
Dicen que, si crees firmemente, la magia te va a alcanzar.
Dicen que el cielo azul siempre será.
Dicen que el viento es ladrón.
Dicen que la luna es de plata.
Dicen que las heridas cuentan historias.
Dicen que en tu palma derecha se lee el futuro.
Dicen que hemos de escribir nuestro destino.
Dicen que podemos cambiar finales.
Dicen que queremos vivir por siempre.
Dicen que existen palabras huecas.
Dicen que las nubes saben reír.
Dicen que tenemos ventanas al alma.
Dicen que perdemos las alas.
Dicen que una flor se puede secar.
Dicen que el reloj puede detenerse.
Dicen que cayendo se aprende.
Dicen que hay un beso en mi bolsillo.
Dicen que en el jardín de la calabaza que llora hay una puerta que conduce al fin del mundo- donde todo es y nada existe-, de color verde y chapa de plata...

Wednesday, October 11, 2006

Ahí arriba todo era bueno

Más que un esfuerzo era llegar hasta arriba, pero siempre pensó que valía la pena y nunca se rindió. Escalon tras escalon, a paso seguido, observando cómo las ventanas iban escaceando y cada peldaño se hacía más angosto al avanzar. Finalmente se detuvo ante una puerta abierta, por la cual entraba una radiante luz blanca. Inhaló con un profundo suspiro para recuperar el aliento y dió un paso hacia adelante.
Ahí arriba todo era silencio, el viento no decía nada al pasar, no había pájaros que interrumpierar su caminar. Ni siquiera los latidos de su corazón rompían el inmenso silencio. Pero ella no había subido hasta allá para estar sola, y no lo estaba. En cada esquina alguien la esperaba con una expresión de asombro y sombría alegría. La miraban sin parpadear y algunos hasta con la boca completamente abierta. Cualquiera habría huído sin pensarlo dos veces al ver a las grises criaturas inmóbiles pero ella, todavía asombrada, miró hacia abajo y al ver que se encontraba respirando el aire helado desde una altura considerable sonrió. Cerró los ojos y dejó que sus huéspedes hablaran en silencio con su corazón. Hicieron preguntas, contaron historias, cada uno algo distinto.
Para no interrumpir tan interesante diálogo, se asomó para ver la increíble estructura desde arriba; era de sólida piedra blanca que se levantaba en el suelo como si fuese una nube. Tres puertas distintas a escojer y a un lado, medio escondidas, estaban las esclaeras que conducían a aquel paraíso de piedra. Por todas partes se descolgaban figuras congeladas, algunas dichosas de estar ahí y otras simplemente atrapadas en las paredes.
Caminó un poco hacia el otro extremo y observó con detenimiento la torre negra que se alzaba a sus espeldas, delgada, afilada y puntiaguda, no entendió el porqué de su color, pero sí se dió cuenta de que estaba decorada con pequeñas figuras que le miraban implorando misericordia. Soltó una lágrima por ellos, ésta rebotó en el suelo y rápidamente el viento la recogió.
No le hacía falta nada ahí arriba, parecía estar completamente sola, pero los ojos del cuerpo no muestran lo que el alma quiere ver...

Wednesday, September 27, 2006

Andando...

Se hizo de noche y cuando las sombras lo hubieron gobernado todo, cerraron los ojos, cada uno desde su lugar. Pronto estarían juntos. Ella, al abrirlos lentamente se vió envuelta en un escalofrío gélido que poco a poco subía por su espalda, y bajando la mirada pudo distinguir una mano tendida y a su dueño sonriendo. Tomo su mano y descalza caminó hasta el balcón, en el cual sus pies se despegaron del suelo. Al notar su desconcierto él rogó que cerrara los ojos y confiara en su abrazo, y cediendo, ella dejó caer los párpados al tiempo que sus brazos, flojos, se balanceaban por el paso del viento. Sintiendo un corazón que latía a su lado se elevó con él, lenta y suavemente, dando pasos firmes en el aire.
"Abrelos, solo un instante, es el mar."
Ahí las olas ruidosas y envidiosas gritaban e imploraban ser liberadas del hechizo que las mantenían atrapadas en la clara arena. Pero ellos seguían elevándose, él guiándola y ella dejándose llevar. El aire glacial les calaba los huesos pero sabían que en su destino no haría frío ni calor, sería sencillamente perfecto.
Pasaron ciudades enteras y nadie los veía. El mundo dormía y ellos sonreían en silencio.
Se acercaba su llegada, cada momento las luces iban disminuyendo y poco a poco salieron de aquella atmósfera que matiene al mundo terrestre con vida, ahí afuera ya no se veía nada más que aquél espejo de plata que flota en el vacío espacio. Sin pedir permiso tocaron tierra, grisáceo polvo cubrió sus pies, pero ya nada importaba; esa noche la pasarían del lado luminoso admirando su verde planeta.
Sentados se les ve, todas las noches, abrazados en silencio. Suyos solamente son la noche, media estrella y un jardín lleno de calabazas, que no se ve porque está del lado iniluminado de la luna...

Monday, September 18, 2006

Allemande

Allemande, ¿porqué no estás?
Solitaria, siempre te miraba, bajo la luna llena, menguante, creciente y nueva. El viento desgastaba tu silueta junto al árbol, eternamente inmóbil.

Allemande, ya no estás.
Te fuiste con el tiempo, tan sutil que no dejaste rastro, ni en la tierra ni en el cielo. Todo se fue contigo, todo tú te lo llevaste.

Allemande, ¿volverás?
Todo tú lo sabías, ¿sabré yo algo ahora? El aire pasa cargado de nostalgia hacia el Oeste y solamente extraña tu triste faz.

Allemande, si, volverás.
Porque al cerrar los ojos, escucho tu susurro, que clama mi nombre lejano, me lo has recordado una y otra vez y, por eso, no podré olvidarlo.

Allemande, al regresar...
... regrésanos el viento, la lluvia y el mar.

Wednesday, September 06, 2006

Escúchalas

Cierra los ojos y siente su suave movimiento. Siente cómo la mente crea imágenes con su delicado sonido. ¿No ves el mar? Con sus olas que vienen y van, su espuma que envuelve, sus lamentos que se estrellan en la arena, pero que ahora se han vuelto inaudibles. Disfruta el horizonte azul, profundo, marcado en medio del cielo.

Ellas sigen cantando y llevandote a donde permitas, negras irregulares y blancas formales, todas bailan al mismo tiempo, uno... dos... tres... cuatro... no importa, sigue escuchandolas. Remolinos de sonidos que no cesan pero si cambian de velocidad y tono, tan heromoso espectáculo, siempre con ojos cerrados.

¿Ves flores ahora? Se mecen tan tranquilas en el aire húmedo, cuelgan ligeramente del sauce dándole un poco más de color, aunque sea blanco. Hermosas campanillas silenciosas. Duermen, lo se, y tambien sueñan con su tarde lluviosa y fría. El viento azota el gran árbol, lo hace estremecer y todas sus ramas gritan sin voz, lentamente va disminuyendo el ventarrón hasta que finalmente cesa por completo.
Uno... dos... tres... cuatro... el ritmo disminuye con el paso de los minutos y en cualquier momento los dedos dejaran de acariciar las pesadas teclas y todo se irá...
Escúchalas, les queda poco, pero no dejes que su hermosura se pierda, recuérdala, consérvala y ahí me verás, junto a tí.

Monday, September 04, 2006

Pertenencias

Ayer el cielo le perteneció a alguien, humano puedo afirmar.
Hoy el mar le pertenece a alguien, mujer, he de confesar.
Mañana el viento le pertenecerá a alguien, hombre seguramente.
Eternamente, el mundo le pertenecerá a alguien: nosotros, yo aseguro.

Thursday, August 31, 2006

Déjeme

- Le ruego me deje por sólo unos minutos, prometo no tardar más.

Negación

- ¿No vé que el elma me pesa, que mis ojos no pueden mantenerse abiertos, que los brazos cuelgan y se mecen con el ligero roce del aire?

Negación

- No le sucederá nada a su verde pasto, las nubes me protegen del sol, ningún ruido le molestará...

Negación

- Bueno, puedo contarle lo que sea que sueñe en ese tiempo, ¿le parece? Sabemos que eso no es cualquiera cosa y que, en mi caso, soñar es especial.

Duda

- Si no me lo permitiera estaría desperdiciando una oportunidad única. Prometo contar cada detalle, cada minuto sin olvidar nada.

Finalmente, afirmación.

Wednesday, August 23, 2006

Se reía

Pasó por el cielo muy despreocupada, mirando con desprecio para abajo.
Tan orgullosa, tan blanca y ligera. Cruzó tan lento que parecía no moverse en lo absoluto.
Aún asi, se reía.
Cuando llegó la noche ya había recorrido buena parte del cielo y decidió bajar a descansar.
Riendo, adoptó la forma de una leve llovizna y se desplomó haciéndole cosquillas a un pequeñísimo lago en la mitad de un verde campo.
No logró dormir, no podía dejar de reír y se escucharon sus carcajadas por todo el firmamento hasta que el sol volvió.
Se levantó y al rozar el verde pasto con sus pestañas dejó algunas delicadas gotas de rocío, y éstas también reían.
Volvió, con un poco de trabajo, y siguió su recorrido, aumentó un poco la velocidad porque no quería toparse con un huracán cercano a las costas que visitaba, pero en ningún momento dejó que sus risitas se silenciaran.
Para la tarde llegó al jardín de un anciano que vivía completamente solo. Algo ahí la cautivó y no se movió por algún tiempo, pasaban las horas y no quería moverse. Le divertía tanto escuchar los leves ronquidos del hombre que deseó bajar un poco para escuchar con más atención lo que narraban éstos.
Seguía sonriendo.
Se convirtió en neblina y, como no era muy grande, cubrió el desierto patio casi por completo. Un escalofrío recorrió los arrugados dedos del dueño del lugar, que seguía durmiendo y contando historias con aquellos suaves ronquidos. Ella se atrevió a soltar una carcajada un poco más sonora intentando no despertar a su anfitrión y escuchó muy atenta, pero sonriendo, lo que éste recitaba.
Quería escuchar más de cerca, no quería perderse un sólo detalle de tan hermoso poema, aquel que solamente los años saben escribir, y llovió en una cazuelita de peltre que reposaba vacía a un lado de la silla mecedora del anciano. Siguió riendo, pero ahora en silencio, sacudiendo ligeramente el líquido al hacerlo.
Pasaron unos cuantos minutos y el hombre abrió un ojo tan discretamente que la visitante no se percató y siguió riendo como si nada hubiera pasado. De pronto, tan rápido como un halcón que se abalanza sobre su presa, el anciano alcanzó la tapadera del recipiente en el que se hallaba la sonriente y la colocó con fuerza para que no puediera escapar.
Aunque seguía soltando fuertes risotadas hizo hasta lo imposible por escapar, pero no lo logró. Creyó estar atrapada por siempre en aquella pequeña cazuela, pero el anciano no era tan despiadado como la orgullosa nube pensó y la dejó libre dentro de su casa.
Hablaron durante toda la noche y concluyeron la velada con un pacto: ella se quedaría a hacerle compañía y por la noche él recitaría para ella aquellos poemas tan hermosos, hasta el final.
Y ella, curiosamente, nunca dejó de reír.

Friday, August 18, 2006

cuando no estan...

..Cuando la luna duerme por la noche, las estrellas deciden descansar y Kube se va a pasear cierro los ojos, escucho el eterno silencio que me rodea. Aquel silencio que me cuenta historias cuando más lo necesito ó simplemente me acompaña.

Logro ver aquellos ojos que albergan una media estrella, viva e inquieta. Sigo escuchando y me doy cuenta de que esa mirada empieza a sonreír muy levemente. No lo puedo evitar e imaginando que esta frente a mi le devuelvo el gesto. No hay nada que pueda interrumpirme, solamente aquellos ojos, el silencio y yo en otro encuentro que nadie podría entender...

"Kube, no hagas ruido por favor y cierra la puerta, si trajiste a alguien llévalo fuera, quiero estar sola en silencio..." Escucho la puerta levemente cerrándose y no abro los ojos, ahí quiero quedarme. Sin escuchar, sin hablar.
Es entonces cuando la mirada me muestra a su portador, ahí de pie frente a mi, a solo unos pasos. Avanzo lentamente, confiando que el suelo sigue sosteniendome... un paso... dos. Me detengo en seco y un dedo vacilante levanta mi mano muy cuidadosamente. Estiro un poco más el brazo tembloroso, esperando acariciar su mejilla y el hechizo se rompe, logro romper el viento al bajar la mano de pronto, abro los ojos y recuerdo que hoy la luna no esta conmigo, ni tampoco las estrellas... ni Kube.
Aunque siento que sí hay algo acompañandome; me miro al espejo y ahí esta: una media estrella acurrucada en mi corazón... me empieza a recordar la noche en la que rompimos las reglas y nos la robamos... pero ese relato será digno de otra ocasión, por ahora el abstracto mundo me llama alegremente con la promesa de una luna nueva visible adornada con las finas perlas que algunos llamamos estrellas...

Wednesday, August 16, 2006

Florería

Nos detuvimos en seco, justo en frente. Apenas vimos cómo se resbalaban los segundos en el parabrisas y de atrás de aquella revolución de color salió dando brinquitos un pequeño personaje. Saludó cortesmente y nos preguntó lo que buscábamos. "Gerberas" fue la respuesta, así es que entró rápidamente de nuevo a su guarida y pocos instantes después nos trajo un cubo de plástico relleno de flores multicolor.
Nunca dejó de sonreír mientas escogía las más bonitas, con un inmenso cuidado acariciaba sus tallos, y parecía susurrarles una dulce despedida al sacarlas de su envase...

¡Ah, qué lindos son los girasoles en San José cuando llega el mes de abril! Todos mirando hacia donde va su enamorado y, luciendo sus doradas coronas, algunos entonan canciones tristes al anochecer.

... las colocó encima del barril de madera que usaba de mesa y con un inmenso dolor cortó sus tallos de un solo tajo, así todas lucirían de la misma estatura, guardó la navaja y acomodó entre cada flor un ramito de su famoso "follaje". Las amarró bien apretado con un lazo blanco y nos las dió. Aceptó gustoso el dinero merecido y volvió detrás de su puesto, ahora con la cabeza gacha pero eternamente satisfecho con su trabajo.
Para algunos, sencillamente una flor, para otros un lindo detalle, pero para él un corazón que late...

Tuesday, August 15, 2006

¿Será, Kube?

"¿Es real esto, Kube?"
Levemente asiente con la cabeza, mirándome de reojo y no tengo más que sonreír.

Sí, efectivamente, es real.