Friday, March 22, 2013

Tratamiento

Luego de la intervención médica las cosas no parecían tan distintas. Probablemente porque ahora estaba  mejor y eso no se nota. La respiración era más estable, la cabeza menos presionada, los días más ligeros; eso es natural, no tiene por qué distinguirse. Los efectos secundarios advertidos por el (los) médico (médicos) ya habían desaparecido. Volvía a ser un organismo funcional, sin especial diferencia. A excepción de las ganas repentinas de escupir. Eso sí era distinto, completamente nuevo. Al principio le pareció un mecanismo normal, parte de los síntomas post-intervención. Pero con el tiempo se fue haciendo más repentino y continuo. En la mañana, luego de lavarse los dientes, escupía. Luego de secarse las manos antes de comer, lo mismo. En el auto, camino a donde fuera. Durante las horas de trabajo. Las reuniones eran especialmente incómodas. Incluso, a media noche debía despertar sobresaltada y correr a desahogar su garganta. Y, cuando lo hacía, volvía a respirar normalmente. Volvía a sentir la cabeza ligera. Las oraciones que formulaba eran mucho más fluidas, entendibles. Su tono de voz podía modularse. Ya no había signos de interrogación. No como antes. Cuando todo causaba aturdimiento y sus pensamientos eran una apretada y oscura maraña hecha de nudos que sólo el láser y un par (o dos) de manos plastificadas pudieron eliminar. La pesadez del mundo se había evaporado dejando un riachuelo de sangre que se secó pocos días después. ¿Y la necesidad de escupir? Ese apretar los dientes y mantener los labios sellados hasta encontrar el momento de escabullirse y soltar aquello. Aquello que era puro líquido, coágulo de nada. Sólo una vez se atrevió a mirar lo que salía de su boca con tanta urgencia. Se encontró frente a un pedazo de nudo incoloro. Levantó la cabeza y se miró. Reconoció aquel pedazo; fragmento de la pesadez que fue imposible desbaratar. Eso era. Habría que sacar los cachos irresueltos y fragmentados. Desecharlos. Y llamar al (a los) médico (médicos) que recetaría (recetarían) una pastilla para acelerar el proceso.