Saturday, February 18, 2012

Me quedo dormida

Respiración tranquila, casi invisible, inaudible.
Todo se relaja, los músculos se sueltan.
Las pestañas pesan tanto, cálidas.
Dedos fríos, sólo las puntas que no tiemblan.
Del pensamiento se eleva un hilo de luz.
El palpitar corporal se estabiliza, rítmico.
La piel ya no es piel, el pelo ya no es pelo.
Hilos invisibles se encargan de la media sonrisa, sutil.
El lugar ya no existe, se borra por completo.
El hilo de luz envuelve todo, blanquísimo humo de luz.
Nada se mueve, todo se eleva.
Nada que amenace, nada que se acerque.
El mundo de afuera cabe dentro, entero.
Humo de luz que borra las sombras.
Con las sombras se va el peso.
Con el peso se va todo.
Para dejarlo todo.
Y quedo dormida.