Estando sentadita, con los pies adoloridos en la sala de espera del doctor, se encontró con un chamaquito de unos cuatro años nada más; que jugaba y se empezaba a desesperar de tanto estar esperando. Ella lo miró y lo mandó llamar con un gesto de la mano y el niño, después de varios intentos, se acercó muy tímido pero con la mirada juguetona bien brillante.
-¿Cómo te llamas?
-No lo sé.
-¿Cómo que no sabes? ¿No te llamas Pepe? ¿Pedro? ¿Juan?- Pero el niño nada más decía que no con la cabeza.
-¿Entonces, cómo se llama tu papá?
-No sé.
-¿Y tu mamá?
-Tampoco sé.
-Y, ¿cómo los llamas entonces?
-Mamá y papá.
-Y, ¿ellos cómo te llaman a ti?
-A mí nadie me llama.
-¿Entonces? ¿Nada más te señalan?
-Sí.
-Bueno, ¿por qué no te ponemos nombre? ¿Qué te parece "ratoncito"? Con esos dientes te queda muy bien ese nombre.
-No.
-¿Qué tal "pajarito"? Seguro que cantas muy bonito.
-No.
-Bueno, a ti nada te parece bien- dijo impacientándose un poquito.
Y sin poderlo evitar sonrió y el Cucarachito se la devolvió y salió corriendo...
1 comment:
Wow con Cucarachito!!!! gracias por contar la historia!!!
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