Brucilla, temblando, cerró los ojos frente a su espejo de plata, en una mano empuñaba la pluma negra y con la otra buscó desesperadamente los helados dedos de su Maestro, pero ahí no estaba. Abrió lentamente los párpados y trató de gritar al ver su reflejo en el espejo; su mirada se ensombrecía como si un polvo carbonoso la pintara poco a poco... las tinieblas de las que habían hablado antes llegaron.
Cuestiones fundamentales
4 years ago
1 comment:
wow... profundo, hon... que lindas estan estas dos entradas. Keep it up! Tq
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