Monday, October 06, 2008

Uno muy chiquito.

Entre el barullo de la gente pasando y viniendo frente las puertas de cristal de la biblioteca ellos parecían ser completamente invisibles. Nadie nunca se detuvo a mirarlos, mucho menos a examinarlos y ellos jamás notaron la existencia humana a su alrededor. Ella tenía la mirada clavada en sus zapatos y las mejillas y las orejas sonrojadas, él había quedado hipnotizado al intentar contar las tímidas pecas de su nariz. Poco a poco la conversación que sostenían se fue apagando hasta que se convirtió casi en un susurro que los obligó a que poco a poco y muy lentamente se fueran acercando uno al otro. Ella sonreía con la mirada agachada, tímida y a él parecían temblarle las manos que colgaban a sus costados como si fuera un espantapájaros. Cuando estuvieron tan cerca que sus cabezas casi chocaron ella elevó su mirada y se detuvo al verse reflejada en los ojos oscuros y brillantes del muchacho, él, con los dedos hormigueándole y las orejas coloradas cerró los ojos y muy suavemente besó sus labios. Apenas los había rozado cuando los dos se separaron como si una corriente eléctrica los hubiera invadido de pronto. No pudieron evitar sonreír. Nadie los veía, y ellos nunca vieron a nadie. Fue un beso muy chiquito, pero uno de esos que llegan al alma, al corazón y que nunca se pueden sacar de la mente.

3 comments:

Anonymous said...

Me dejaste pensando.
Robot recien convertido en persona

Neferteris said...

Mujer, vaya que si es mágica la pluma que te inspira. Supongo que ese momento fue mágico. Suerte mujer. cuídate. P.d.-los vestidos son la túnica que las hace divinas a uds las mujeres

Anonymous said...

¡ORALEE!! qué linda narración... de verdad me conmovió. Ya extrañaba leer de ti algo así.

Yo te mando un besote!