Tuesday, May 15, 2012

Contenedores

Los autos andan sin detenerse: 60 km/h, más o menos. Todas las ventanas abiertas y el aire atraviesa las paredes de cristal para peinarlo todo. Luz natural, que trae las horas, ilumina lo que hay. A un lado del camino: el cadáver bajo su espejo rojo, tranquilo e inerte, no estorba salvo por un pie que alcanza tocar la calle con la punta del zapato. Los coches siguen en movimiento, siempre lo están. Las ventanas siguen abiertas y el aire también transita, sigue atravesando paredes para despeinarlo todo. Del otro lado de otro camino: la vida en dos. Letras que se pronuncian en ojos abiertos y dedos que tiemblan. Se mueven, él ya no. Estallidos que sorprenden e iluminan lo que hay, extinguiendo e incendiando. Todo contenido en espacios finitos, con esquinas, hendiduras, puertas, pavimento y pies. De un lado del camino, por donde los carros siguen avanzando fieros, está todo el muerto, todo lo acabado, el cuerpo inerte. Soledad terminada. Horas, tiempo. Y el otro camino distingue todo verde y creciendo, brillantez viva, seguridad que ilumina. Amor que avanza. Ambos: instantes que contienen lo eterno. Ambos ojos de pájaro; unos abiertos y otros cerrados. 

1 comment:

uh uh uh said...

Todo está abierto y todo tiene ojos.