Té quemado porque a estas horas es imposible sacar la bolsita a tiempo. Sin azúcar se debe beber el té verde de la madrugada. Y el de la tarde y la mañana también. Parece que ayer existía algo fuera de casa, pero ahora no puede haber nada que no sean las hojas de cuaderno rayadas y el cursor que parpadea. Poder y deber han de quedar en el mismo renglón: "puedo acabar el trabajo porque debo hacerlo". El pelo no se peina ni la camisa se cambia, pero el té sí se quema. ¿Se quema con todo y el agua fría? Pues, parece que sí. Con todo y que es agua fría. Mejor no saludar a nadie, no vaya a ser que sea demasiada distracción y el poder se anule porque el deber llega. Hay que saber medir los tiempos entre las letras y los descansos. Y los tragos. Éstos que se llevan la lija de la garganta y dan más ganas de comer que de seguir bebiendo. Mañana, al rato, habrá luz de nuevo y quién sabe.
Cuestiones fundamentales
4 years ago