Wednesday, May 23, 2012

Estas horas

Té quemado porque a estas horas es imposible sacar la bolsita a tiempo. Sin azúcar se debe beber el té verde de la madrugada. Y el de la tarde y la mañana también. Parece que ayer existía algo fuera de casa, pero ahora no puede haber nada que no sean las hojas de cuaderno rayadas y el cursor que parpadea. Poder y deber han de quedar en el mismo renglón: "puedo acabar el trabajo porque debo hacerlo". El pelo no se peina ni la camisa se cambia, pero el té sí se quema. ¿Se quema con todo y el agua fría? Pues, parece que sí. Con todo y que es agua fría. Mejor no saludar a nadie, no vaya a ser que sea demasiada distracción y el poder se anule porque el deber llega. Hay que saber medir los tiempos entre las letras y los descansos. Y los tragos. Éstos que se llevan la lija de la garganta y dan más ganas de comer que de seguir bebiendo. Mañana, al rato, habrá luz de nuevo y quién sabe. 

Tuesday, May 15, 2012

Contenedores

Los autos andan sin detenerse: 60 km/h, más o menos. Todas las ventanas abiertas y el aire atraviesa las paredes de cristal para peinarlo todo. Luz natural, que trae las horas, ilumina lo que hay. A un lado del camino: el cadáver bajo su espejo rojo, tranquilo e inerte, no estorba salvo por un pie que alcanza tocar la calle con la punta del zapato. Los coches siguen en movimiento, siempre lo están. Las ventanas siguen abiertas y el aire también transita, sigue atravesando paredes para despeinarlo todo. Del otro lado de otro camino: la vida en dos. Letras que se pronuncian en ojos abiertos y dedos que tiemblan. Se mueven, él ya no. Estallidos que sorprenden e iluminan lo que hay, extinguiendo e incendiando. Todo contenido en espacios finitos, con esquinas, hendiduras, puertas, pavimento y pies. De un lado del camino, por donde los carros siguen avanzando fieros, está todo el muerto, todo lo acabado, el cuerpo inerte. Soledad terminada. Horas, tiempo. Y el otro camino distingue todo verde y creciendo, brillantez viva, seguridad que ilumina. Amor que avanza. Ambos: instantes que contienen lo eterno. Ambos ojos de pájaro; unos abiertos y otros cerrados. 

Monday, May 14, 2012

Desorden

Algo tengo que no leo las cosas del principio al final. Primero el último párrafo, capítulo, oración. De ahí el de arriba y luego, si veo que el final no es tan final, empiezo desde el principio. 

El orden de las cosas nunca afecta. Eso lo aprendí en matemáticas, y luego me di cuenta de que no era así. Sí importa, pero no a la hora de descubrirlo. Puedo leer el cuento a partir del beso, luego paso por el saludo y, después, el pleito. Vuelvo al beso, el pleito, el saludo. El saludo, el pleito, el beso. El sentido, el orden y el círculo en una misma cosa: del final al principio al medio al final. Más espiral al azar que círculo o línea, pero así soy yo. Con orden pero no en orden, no en tiempo, sí en todo.